En algunos otros documentos se señala que en el
año de 1908 el H. Ayuntamiento de la Ciudad de
Toluca aprobó la iniciativa para edificar un nuevo
mercado, el cual se pretendía que
estuviese concluido para el 16 de septiembre de 1910 y
así conmemorar, junto con otros actos, la
promulgación de la Independencia Nacional llevada a cabo cien
años atrás.Se comisionó al Ing. Manuel Arratia para
realizar los planos del proyecto y se convocó a un concurso
para la construcción de dicho mercado
público.Problemas económicos, así como el
advenimiento de la revolución, impidieron que se
terminara en el plazo previsto.La Compañía Fundidora de Fierro y
Acero
de Monterrey, S.A., presentó, a juicio del jurado,
el mejor proyecto, venciendo a otras
compañías participantes nacionales y
extranjeras.Se inauguró hasta el año de 1933,
con nombre de "Mercado 16 de Septiembre", el cual
funcionó como tal durante más de 40
años, hasta que se trasladó al actual
Mercado "Benito Juárez".En el interior del edificio se puede ver una
placa alusiva a su época de mercado.El edificio es de planta rectangular, cuyo eje
mayor corre en el sentido del paso del sol.Casi un 40% de su alzado es de cantera y el
resto fue ventanería, espacio ocupado ahora por
los vitrales.Tiene una puerta en cada uno de sus lados
pequeños y dos por cada lado mayor, todas ellas
medio punto con verjas de hierro
de barrotería sencilla, pero
monumentales.La disposición del edificio permite que
la entrada principal siga siendo la que ve hacia el
poniente, abierto ahora, hacia una gran plaza.Sobre este acceso se levanta un remate con un
águila y un pequeño vitral con un ave
desplegando sus alas.En su interior se encuentran sostenidas tres
naves de planos inclinados que integran un gran espacio
de aproximadamente cinco mil metros cuadrados, cubierto
totalmente, en su mayor parte con lámina
transparente; formando un recinto envidiable por su
luminosidad y temperatura, ambas condiciones muy
propicias para el uso actual que tiene de vitral y
Jardín Botánico.El autor del diseño plástico es el artista Leopoldo
Flores, originario del Estado
de México. El tema gira en torno
de la solución dialéctica a las dualidades
y antagonías universales. En su primera fase tiene
una extensión aproximada de dos mil metros
cuadrados de vitral. La obra se inició en julio de
1978 y se inauguró el 5 de julio de 1980.
Está compuesto de 40 módulos perimetrales
más del interior. En esta obra participaron
más de cien personas artesanos, dibujantes,
empleados, técnicos y trabajadores. Se utilizaron
65 toneladas de fierro estructural y 25 de plomo.
Contiene 23,000 secciones y más de 150,000
fracciones de vidrio
que pesan aproximadamente 45 toneladas.A diferencia de otras series de vitrales, sobre
todo europeos, en que cada vitral es un tema diferente y
aislado del resto, esta obra es una secuencia figurativa
en la que cada uno de los 48 módulos está
concatenado a los contiguos en una sucesión
cromática y temática sin principio ni fin.
Es un ciclo cuya cuya contemplación puede
iniciarse por cualquiera de sus partes.Al entrar al edificio se encuentra uno con un
pequeño vestíbulo en cuyo frente destaca un
gran círculo de fuego, un vigoroso sol radiante en
el que se encuentra inscrito el
hombre recordando la proporción áurea
pitagórica. El hombre
que mantiene en perfecto equilibrio las fuerzas creadoras: la
virtud, el arte y
la
ciencia; el bien, la verdad y la belleza; la
sabiduría, la beatitud y la epopeya heróica
de la humanidad.Al lado izquierdo de este vestíbulo
está la entrada al gran recinto. Al entrar al
edificio se recibe una gratísima impresión
a la cual es imposible evitar el vistazo general, sin
mirar detalles, sin detener la vista en algo
específico.Esta primera visión permite al observador
apreciar de golpe el tema contrastante realizado por el
artista.El día y la noche, en el lado sur puede
verse el amanecer, la luz
radiante de la aurora, en el lado opuesto, la oscuridad
de la noche.También es inicialmente perceptible la
oposición entre la vida y la
muerte; entre la creación y la
destrucción. Mientras que en el sur se ven
aves
canoras, aves de bellos plumajes, aves de vuelos
cadenciosos, aves de trinos matutinos, aves dioses y al
hombre alado que se eleva hacia lo sublime, al hombre que
se rebela contra la opresión; en el extremo
contrario están rapaces, los pájaros del
mal agüero que salen al amparo
de la obscuridad, animales nocturnos que buscan la
carroña y la rapiña; igual que el hombre de
tinieblas que mata y destroza por medio de la guerra
o la agresión, el hombre negativo que alienta la
ignominia.Después de este fugaz primer impacto el
observador se ubica dentro de esa eterna lucha de
opuestos que se prolonga en un "continuum"
cósmico, mensaje artístico de confianza en
la conservación de la vida y la renovación
del pensamiento.Aunque ya se dijo que la contemplación
detallada puede iniciarse por cualquier unidad de ciclo,
se recomienda ir al fondo del edificio y empezar por el
lado oriente.En ese lado se representa desplazándose
hacia el norte, a Orión, la más ilustre de
las Constelaciones y apuntando hacia el sur a la
Constelación de Sagitario, en la cual la nebulosa
Trífide hendida por lenguas de fuego despliega un
vuelo secreto en torno del cual explota la materia en infinidad de
estrellas.En la parte izquierda del vitral central se
observa al hombre cuyos brazos parecen acercarse a los de
la
mujer que se encuentra al lado derecho.En el centro se puede ver un núcleo que
es el macrocosmo, en el vientre de la mujer
hay otro núcleo que es el origen del microcosmo,
el génesis del hombre.Tanto la Constelación de Orión,
como la nebulosa trífide tienen
características de aves. En la constelación
del lado izquierdo se aprecia hacia el norte, un ave que
desciende; es la noche, la muerte, en tanto que el lado derecho vemos
la nebulosa trífide el ave ascendente; el
nacimiento, el origen de
la vida, el amanecer.Continuando hacia los módulas del lado
sur se distingue una parvada o bandada de aves que a su
vez conforman una gran águila.En la parte central del lado sur en los seis
módulos del centro se configura una metamorfosis
en la que aparece el hombre alado, más adelante a
mujer y por último la unión de estos dos
para dar lugar a un nuevo ser.Los seis siguientes módulos, siguiendo en
el lado sur, se desarrolla la lucha por la
superación, el ascenso hacia lo sublime, la
realización del hombre.Volteando para el lado poniente, en los tres
módulos que dan al sur de la puerta principal, se
representa el ascenso de los hombres hacia la
cúspide, hacia el
sol, la parte culminante de la elevación del
hombre. Los rostros permiten ver la alegría por
haber alcanzado los ideales.En el módulo del lado izquierdo de la
puerta se capta nuevamente la parvada de hombres,
sólo que ahora sus rasgos del rostro reflejan la
angustia, el dolor, la declinación, la decadencia;
principia el atardecer, el ocaso de la vida, se acerca la
noche.Girando hacia el poniente se inicia la lucha
entre el día y la noche, simbolizando por dos
aves, el ave diurna y el ave nocturna.Finalmente al vencer la noche, el día se
extingue. Las tinieblas se intensifican.El vuelo nocturno de las aves victoriosas copa
el horizonte y se transforman en hombres que se amparan
en lo sombrío, lo tenebroso y negativo.Los seis módulos centrales son tratados bajo una retícula que
simboliza la cárcel del odio, presos de sus
propias pasiones, mezclados con las aves del
mal.La última sección de este lado
norte, teniendo como símbolo al búho,
expresa la noche que a su vez se desvanece por que se
avizora el nuevo día, el alba,
la luz, el nacimiento de la vida.Para observar el Jardín Botánico
se sugiere volver a la puerta de entrada e iniciar el
recorrido.Son muchas las especies y variedades de plantas que ahí se exhiben, sin
embargo, mencionaremos solamente las que más
llaman la atención, indicándose su
nombre vulgar, científico y los lugares donde se
conoce.Entre la recepción y la primera puerta
del lado norte pueden apeciarce entre otras las
siguientes plantas:Ave del Praíso (Strelitzia Reginae
Musacea), Africa
del Sur.Azuecna Roja (Hippe Astrum Vittatum
Amarilidaceas), Sur América.Nochebuena (Euphorbia Pulchernma Euphorbiacea),
México.Lele (Bombax Ellipticum Bombaceae),
México.Camedor (Chamaedorea SP. Palmae), México
y Sudamérica.En un costado de una de las fuentes del centro se localiza el busto
eregido en honor de EIZIMATUDA, científico
japonés que realizó una gran labor en el
campo del estudio de la flora del Estado de
México.El epígrafe en su escultura
dice:Nació en Nagasaki, Japón, el 20 de abril de 1894,
graduado en la Universidad Imperial de Taihoku,
Japón, en 1914, post-grado en la Universidad de
Formosa en 1917.Llegó a Mnéxico en 1922;
explotador y Botánico distinguido, sirvió
al Estado de México durante 28 años,
inició sus actividades en la Comisión
Botánica Exploradora del Gobierno del Estado de México en
1955, realizó el Herbolario del Estado de
México, que es una obra monumental y contiene
más de 6,000 especies de plantas descubiertas y
clasificadas por este ilustre
científico.Murió en el Perú el 12 de febrero
de 1978; el Gobierno del Estado de México le rinde
homenaje a su memoria en este sitio.Actualmente se pueden observar muchas variedades
de plantas en este Jardín Botánico entre
las que destacan: Ave del Paraíso que se conocen
en el África del sur; La Noche Buena y el Lele de
México; La Jacarandá Blanca de Brasil; El Arbol del Pan de Asia;
El Nispero de Japón; El Arete de Centro y
Sudamérica; Las Orquídeas de Todo el Mundo;
El Tulipán de China;
Flor de Mayo de Ecuador; El Rodo Drendo de Asia entre
otras muchas especies.SOBRE EL AUTOR LEOPOLDO FLORES
VALDÉSSi sólo se hubiera propuesto el dominio de un oficio, el arte de aplicar
forma y color
a cualquier superficie, Leopoldo Flores sería un
gran pintor desde hace más de medio siglo. Sin
embargo, se dio a la tarea de producir difíciles
composiciones a grande o pequeña escala, sin otro instrumento de medición y armonía que su
propio pulso implacable, capaz de trazar y colorear al
mismo tiempo
con la maestría que caracteriza a un gran creador
de objetos plásticos. Aunque tampoco se
quedó en la simple capacidad de producir deleite
mediante la belleza complaciente, porque para él
la creación artística es un medio –a
veces doloroso- de expresar al hombre como ser social, al
igual que un instrumento de difusión entre la
gente de ciudad y campo.Leopoldo Flores es un interventor de la naturaleza señala Alfonso
Sánchez Arteche un detonador para la
transformación del ambiente urbano y un organizador del
esfuerzo colectivo par dignificar los espacios
empobrecidos por la masificación y la
injusticia.Sanches Arteche se pregunta ¿Cuál
ha sido y es el vivir de Leopoldo Flores? y comenta que
es hijo de un trabajador de la compañía de
Luz y Fuerza
del Centro, quien operaba en la planta
hidroeléctrica de San Simonito en el Sur del
Estado de México, el futuro artista estudio hasta
la preparatoria en la Ciudad de Toluca; después,
se aparto de la tradición familiar para seguir una
invencible vocación de dibujante y pintor. Tras
cursar siete años en la Escuela Nacional de Artes Platicas "La
Esmeralda" se asocio con un grupo
de colegas suyos en el grupo "Tlamachcalli" que instalo
un estudio-galeria en la capital del país. Por entonces la
influencia plástica de sus maestros Pablo
O’Higgins, Raúl Anguiano, Santos Balmori,
Carlos Alvarado Lang, Ignacio Aguirre, entre otros, al
unísono con los impulsos de su sensibilidad
social, lo empujaron a denunciar el fanatismo, la
discriminación racial y la
ferocidad bélica del imperialismo con un estilo expresionista
que llamo la atención de la critica de arte
Margarita Nelken.De vuelta en Toluca obtuvo empleo
como dibujante dice Alfonso Sánchez en la Dirección de Turismo
del Estado de México pero en 1965 consiguió
una beca del instituto Francés de América
Latina y del Gobierno Estatal ara continuar sus estudios
en París, donde amplio su visión de mundo
en la cercanía de los grandes maestros
clásicos y modernos cuyas obras pudo conocer en
sucesivos viajes
por Europa
pero sobre todo al entrar en contacto con la juventud rebelde de los años
sesenta, cuya movilización y consignas le hicieron
concebir una nueva forma de muralismo: El Mural Pancarta
que desprende la pintura de las paredes para llevarla a las
calles y plazas, participando de la inconformidad
colectiva.En 1967 obtuvo el premio Nuevos Valores que le permitió exponer su
serie nosotros mismos en el Salón de la
Plástica Mexicana. Proponiendo mediante la
sintaxis plástica una reflexión sobre la
involución de la especie humana, el retorno a la
primitiva condición simiesca, al mismo tiempo que
trazaba una denuncia contra la incapacidad de la ONU
para impedir las guerras y dictaduras.Posteriormente siguió trabajando la
línea antropozoica, de expresionismo abstracto, descomponiendo la
figura en porciones geométricas con manchas de
color sobrepuestas, en cuadros cada vez mayores hasta
que, a principios de los años setenta, el
Mural-Pancarta adquirió su papel
protagónico al cubrir la fachada de un edificio
público en Toluca durante la exposición 100 Hecatombes,
donde el diseño no alcanzó su límite
en la tela, sino que se prolongó sobre el piso,
atravesó la plaza principal y llegó hasta
el muro de un viejo mercado, donde se dispersó
como una gran manada; tal audacia expresiva llamó
la atención de la crítica europea.En 1973 fue invitado a exhibir su
Mural-Pancarta VII. Homenaje a Pblo Picasso en la fachada del Museo de Arte
Moderno de París, como consigna del Salón
Mayo. No sólo llegó a considerarse como el
mayor suceso del arte joven en Francia durante ese año, incluso,
la técnica quedó registrada como una
innovación en el Centro
Internacional de las Artes. Meses después el
Palacio de Bellas
Artes de la Ciudad de México abrió su
vestíbulo para la colocación de otros
Murales- Pancarta, al igual que de varias decenas de
odres pintados, aunque las autoridades impidieron que las
mantas fueran colgadas en el exterior del
edificio.Mientras tanto Leopoldo abrió la Sala de
Arte Contemporáneo en la Casa de la Cultura de Toluca, con el propósito
de formar una colección plástica que
reuniera el
trabajo de los más importantes creadores
mexicanos o radicados en México, mediante la
adquisición de obras a un precio
casi simbólico, tarea que se cumplió en
buena medida y gracias a la cual se constituye el acervo
primario del actual Museo de Arte Moderno, cuyo primer
director fue el propio Leopoldo Flores. Posteriormente el
inmueble se convirtió en Cámara de
diputados; sin embargo, Leopoldo trató de
reivindicar ese espacio para el cultivo del arte e
inició el esgrafiado de su mural El hombre
contemplando al hombre sin autorización oficial,
comprando sus materiales, trabajando durante meses en
dicha obra y luego luchando para impedir su
destrucción.A principios de 1972 concibió un proyecto
aún más ambicioso: pintar una
montaña. Viendo el frente rocoso del cerro de
Coatepec (ubicado en la Ciudad Universitaria de Toluca),
pensó en cubrirlo de color al igual que la
gradería del estadio que se acuna en su parte
inferior, para desarrollar el tema La luz naciendo de
la luz.En mayo de 1974, junto con dos colaboradores,
inició las tareas de limpieza en la superficie
cubierta de maleza, y a medida que conseguía otros
apoyos (el cuerpo de bomberos, que ayudó a lavar
el cerro; la Unión de docentes y alumnos en la pintura del
graderío) fue tomando forma Aratmósfera,
una experiencia de land art sin paralelo en el mundo y
también registrada como innovación por el
Centro Internacional de las Artes. Críticos como
Raquel Tibol y Antonio Rodríguez –quienes
seguían muy de cerca la trayectoria del artista-
manifestaron su admiración por esta nueva proeza,
complementada a finales de 1977.Sin embargo, la obra que ha dado más
prestigio a Leopoldo Flores, y que hoy constituye un
motivo de orgullo para la capital del Estado de
México, es el Cosmovitral-Jardín
Botánico, el cual surgió de una
movilización encabezada por Leopoldo Flores en
1976, cuando lanzó su Manifiesto de Arte Abierto.
Después de más de 40 "acciones" a manera de performance,
centradas en la realización de mural-pancarta
sobre espacios urbano, el gobierno estatal cedió
las ventanas de un viejo mercado que estaba desalojado
para que en ellas fuera colocado un emplomado que
–con sus 3 200 metros- llegaría a ser
considera el más grande del mundo. Inaugurado en
su primera etapa el 5 de julio de 1980 y concluido diez
años más tarde, con la colocación
del vitropláfon central. En aquel momento muchos
pensaron que Leopoldo Flores había llegado a la
culminación y al termino de su carrera como
artista.Él no lo pensó así, ha
seguido produciendo obras de gran perfección, lo
mismo en escala monumental que en muy pequeñas
dimensiones. La serie El hilo de Ariadna,
presentada en 1983; El rojo brota desde fuera.
Homenaje a Delacroix de 1988, 2000. D.C. DE 1994 y
Acción-Caos de 2004, son
testimonios elocuentes de su poderosa inventiva y de su
capacidad para vencer toda clase
de dificultades técnicas.Creador infatigable, Leopoldo Flores
pintó, también en el 2004, un nuevo mural
(Periplo Plástico) en el Museo de Arte
Moderno del Centro Cultural Mexiquense otro más en
la Escuela Judicial de la Procuraduría general de
Justicia, ambos en Toluca.SOBRE EL TIANGUIS DEL MERCADO DE
TOLUCAEl tianguis de Toluca es uno de los más
famosos de la República. Infinidad de
mercaderías se venden el viernes de cada semana.
No menos de 40,000 personas provenientes de 25 pueblos
que rodean a la capital del Estado y de otros tan
alejados como El Oro,
Temascaltepec, Calimaya, Coatepec Harinas, Zacualpan,
Villa Victoria, etc., concurre a él para comprar y
vender. Este hecho hace que Toluca adquiera "el
día del tianguis" un aspecto tan febril que semeja
una enorme colmena humana. Su fama ha traspuesto los
umbrales de la República y su visita es un punto
obligado en el itinerario de los turistas
extranjeros.El "tianguis" según lo han demostrado
algunos estudiosos, es una vieja institución
comercial precolombina que tuvo su origen entre los
pueblos de América, por la misma razón que
los persas legendarios establecieron sus exóticos
bazares, es decir: la preocupación de comprar y el
antiguo oficio de vender.El "tianguis" de Toluca –no lo volveremos
a llamar de otro modo- se realiza en los aledaños
del hermoso templo del Carmen y del Mercado 16 de
Septiembre.Hay quien afirma, después de muchas
reflexiones y cavilaciones que el principal adoratorio de
Tolotzin –el dios de la apariencia reverente-,
estaba precisamente al pie del cerro que llevaba su
nombre, o sea Toloche, y en el mismo sitio sonde
después se erigió el monasterio
carmelita.De Tolotzin o de la Virgen del Carmen, lo
asegurable es que el lugar fue siempre templo, y que por
lo regular, los pueblos antiguos acostumbraban realizar
el trueque en las inmediaciones de los altares, costumbre
que, por cierto, combatió a latigazos Jesús
de Nazaret.Sucesivos trotamundos científicos
pensadores y literarios que visitaron Toluca en tiempos
de la Colonia y a principios de la Independencia, como el
Barón de Humbolt y la Marquesa Calderón de
la Barca, aseguran haber visto el "tianguis"
toluqueño en el mismo sitio en que lo vio
Fitzpatrick el de los viajes a colores.De la plazuela del Carmen, el "tianguis" invade
de plano las calles adyacentes. Por el norte,
Rayón y Matlazincas: por el occidente. Cura
Merlín y Lerdo –donde se partió en
dos la vieja fábrica de hilados y tejidos-; por el sur, Juárez,
Rayón y Sor Juana Inés de la Cruz, y forma
su núcleo alrededor del mercado 16 de septiembre,
adentrándose en todo el barrio de San Juan
Chiquito, General Prim y Arteaga. Ocupa también la
explanada que está frente a la puerta occidental
del mercado, allí donde domina el color amarillo
de las jarcias.Si bien el "tianguis" es fácilmente
localizable en el mapa de la ciudad; por lo que se
refiere a la posición de las mercancías, el
turista suele desconcertarse ante la caprichosa distribución y el pintoresco
abigarramiento. Esto es, sin embargo, lo que da al
"tianguis" su mayor colorido, porque, en resumidas
cuentas no es sino un trasunto de los
mercados aborígenes que con tanta
minucia descubrieron los cronistas hispanos.El "tianguis" tiene sus normas
propias e inviolables, y se puede diseccionar
fácilmente sino para encontrar su más
recóndita esencia histórica y social, al
menos para ponerlo en condiciones de que otros lo hagan
con más paciencia y sabiduría.La plazuela del Carmen fue desplazada por el
aparatoso Mercado 16 de Septiembre pero en ella se
quedaron los vendedores de interesantes
mercancías. En primer lugar la maternal cerámica de Metepec y Tecaxic.
Allí se surte el ama de casa pobre de todo el
menaje de la cocina la cazuela vidreada que se "cura" con
agua
de cal hervida y que sirve para preparar el apetitoso
mole de guajolote: la olla para los frijoles, el café o las hojas de naranjo; las
cucharas de madera, los molinillos y el tinajero. Esta
también la vajilla de pobre, los elegantes platos
ondos de grieta de colores, como no los fabrican mejor en
Guadalajara y los incitantes jarritos con florecidos
nombres de mujer.Sobre la calle de Cura Merlín
están los baratilleros que expenden desde una
aguja hasta el terrible cuchillo de matancero. Esta
sección que para el turista tiene intima
importancia para el campesino es trascendental. Todavía
nuestro pueblo piensa que lo roban donde hay aparadores y
prefieren gritarse de tu a tu con el comerciante
callejero.Otra cosa importante de la plazuela son las
diversiones primitivas que suelen establecer su
espectáculo con foros y carteles pintados con
gises de colores. Son cómicos de la lengua, perritos bailarines, adivinadoras,
cartomancianas, pajaritos nigromantes y la hedionda
muñeca de los recados providenciales. Abundan
también los merolicos, el de la pomada para los
callos y el menjurje para la bilis o los de la consulta
psicológica para resolver los problemas sentimentales.Infaliblemente cerca del templo se venden
cuadros religiosos, calendarios con estampas de santos,
crucifijos, milagros de metal, escapularios, misales,
novenarios y ceras. La venta
de cera a creado grandes almacenes en lo que también hay
pólvora, aceites, combustibles, petróleo, y algunos materiales
inofensivos.Al terminar la plazuela, por allí por
donde las pulquerías han establecido su cuartel
general, están los comerciantes de San Mateo
Atenco vendiendo zapatos rechinadores. Se vende
también loza digamos moderna, platos de porcelana
corriente, vasos de cristal barato, cubetas de lamina,
coladeras, etc.Todo el cuerno de la abundancia de la naturaleza
se vuelca en la calle del general Prim (actualmente calle
Santos Degollado). Allí están las toronjas,
las naranjas, las coliflores y los chiles poblanos. Toda
la fruta del tiempo, la verdura de todas las estaciones.
Montañas de jitomates y cerros de chiles verdes.
Una escandalosa tropa de verduras le da a esta
sección del tianguis la apariencia de una asamblea
de cotorras. Es de ver como riñen las vendedoras
de verde con las emperifolladas amas de casa, con las
sirvientas altaneras o con el cargador pelado.Es preferible no mirar hacia la cera de enfrente
por que el tipicismo se vuelve tan funcional que degenera
un poco. Allí están las cantinas, las
fondas, las pulquerías y alguna otra tienda de
abarrotes.Cosmovitral
auto presentación
¡Soy una obra de arte! Y se me debe clasificar
como una obra maestra; estoy realizada en vidrio, hierro y
plomo, mi creador fue el artista de San Kimonito, Estado de
México Leoporlo Flores Valdés, el cual fue
auxiliado por muchos y muy dignos trabajadores y artesanos
entre otros: Vicente Archundia Medina, Ramiro Beltrán
Serrano, Gelasio Díaz Muñoz, Bonificacio
Escalona López, Bernabé Fernandez
García, Jesús García Pérez,
Isidro Méjía Romero, Slaador Morales Orozco,
Luis Zepeda García, Severino Peñalosa
Rodríguez y Leopoldo Sauza Ayala.Soy un Vitral, un enerote vitral, alguien dice que
el mayor del mundo. Repito ¡soy una obra de arte! aun
cuando algunos erróneamente me han puesto el mote de
obra de artesanía.Así pues, dentro de la historia del
arte, pasaré como una obra de la vitraría
(arte de construir vitrales), pues el elemento básico
de mi composición después del maravilloso
concepto
creativo de Leopoldo Flores, lo es el frágil vidrio,
nombre derivado del latín vitreum.Existe una leyenda muy antigua que nos ha narrado
plinio, el Viejo, en la cual menciona que el vidrio fue
inventado por la casualidad, cuando unos mercaderes Fenicios
dejaron cáer sobre las llamadas de su fogata nocturna,
alrededor de la cual descansaban con sus compañeros de
caravana, unos pequeños trozos de salitre los que se
fundieron y mezclaron con la arena muy especial que
había en ese lugar, produciéndose así un
nuevo elemento, al cual ellos en un principio asustados y
después asombrados le atribuyeron "propiedades
maravillosas", según nos dice Plinio esto
sucedió 3,000 años a.d.C.Varios siglos después fueron los Egipcios,
precisamente durante la XVIIIa. Dinastía, quienes
controlaron la fabricación de ese nuevo elemento e
incluso a base de nuevas mezclas
que incluían pigmentos colorantes, obtuvieron esmaltes
vítreos con los cuales imitaban las piedras preciosas
y decoraban su orfebrería.Esos hábiles comerciantes que han sido
siempre los Fenicios supieron sustraer las formulas tan
celosamente guardadas en Egipto y
un siglo a.d.C. las difundieron por todo ele mundo
mediterráneo; fue en esta forma como llegó
hasta Roma la
técnica de fabricar vidrio soplado y crear vidrio
laminado, siendo este último utilizado para empezar a
cubrir los huecos de las ventanas.Vemos pues que la industria
del vidrio, mi principal elemento, es muy antigua y desde un
principio tuvo aspecto de utilización esencialmente
suntuario, compitiendo con la cerámica en forma muy
notable dentro de la historia del
arte.Durante los siglos III y IV d. C. el arte de
fabricar vidrio llegó a Francia y Alemania,
lugares donde los trabajadores vidriaron formaron
corporaciones y las diferentes calidades de su trabajo
los obligaron a poner marcas de
fábrica e incluidos a producir piezas que
requerían la firma de sus creadores para garantizar su
autenticidad.Durante la alta edad media
casi desaparece la industria vidriera con excepción
podría decirse del Imperio de Constantinopla donde lo
empiezan a utilizar en forma decorativa para cubrir las
ventanas de los templos al ser utilizados en su tipo
coloreado.En Europa se revive el arte vidriero a través
de las fábricas de Venecia siendo en aquel entonces
los colores más comunes: el rojo, el azul, el pardo y
el verde, a los cuales agregaban los artistas la
técnica conocida como grisalla, que era un dibujo a
base de líneas grises en diferentes tonos con lo que
lograban dar la impresión de relieves
escultóricos.Pero será sin duda hasta el siglo XII cuando
un hombre realice la maravillosa creación
artística de integrar el viejo arte de la vitraria a
la construcción arquitectónica. Tal cosa
sucedió en Francia en una abadía cuya dirigente
trataba de convertirla en el mausoleo o tumba de todos los
Reyes Franceses.Este hombre fue Suger, abad de San Denis (San
Dionisio), un místico enamorado de la luz, el color y
el espacio que con ellos se lograba; él mismo
expresó el concepto con las siguientes
palabras:". . . La hermosura de sus gemas multicolores me ha
apartado de la realidad y lo material, llevándome a
reflexionar y orar, transportándome, por así
decirlo, a una morada en alguna región extraña
del universo que
no existe materializada en el barro de la tierra ni
en la pureza del cielo. . ."Fue tan convincente el misticismo de las palabras de
Suger que de inmediato la moda o
costumbre de integrar el vitral a la arquitectura
cundió por todo el mundo religioso europeo de esa
época y fue aplicado en la construcción de
todos los templos, no como una decoración, sino como
una parte misma del concepto místico y religioso. Son
estos templos que hoy calificamos dentro del llamada estilo
gótico, y de los cuales destaca en primer lugar en el
mundo entero la Catedral de Chartres, se3guda muy de cerca
por la Saint Chapelle, que constituyera San Luis, en la isla
de Francis, en el río Sena al centro de
París.Otro convencido de la funcionalidad mística y
simbólica del vitral fue Juan Escoto Erígena,
quien expresó en sus escritos:". . . La estructura
física
del templo como un espacio radiante de luz, marca merced
a esta sensación de resplandor total, el espacio donde
las almas de los fieles logran experimentar la mística
luz espiritual del cielo . . ."El arte renacentista a base de grandes decoraciones
ejecutadas al fresco y totalmente exentas, salvo contadas
excepciones como el caso de Giotto y el beato
Angélico, del misticismo que predominó en el
arte gótico, terminó con la utilización
de el vitral en los países europeos con
excepción de los nórdicos y algunas regiones
dominadas por los Germanos donde se siguió utilizando
en forma totalmente suntuaria para llenar o cubrir las
ventanas de los castillos y capillas de los señores
feudales.Será hasta fines del siglo XIX, cuando
empieza a aparecer en Bruselas, Bélgica y se
populariza en París, Francia, un estilo de arte
llamado nuevo (art noveau), totalmente decorativo aun cuando
fue aplicado hasta en los objetos de uso diario, en el cual
se integro la utilización de los cristales de colores
para formar páneles, utilizados en peurtas, biombos,
plafones y por supuesto ventanas, no siendo otra cosa que
vitrales decorativos. El llamado Art-Deco, que siguió
al Noveau, ya en el siglo XX , continuó con dicha
costumbre. En México contamos con varios ejemplos
típicos de este modo de utilizar el vitral, destacando
como número uno el plafón de la sala de
espectáculos del Palacio de las Bellars Artes y en
forma verdaderamente corriente y esto si con artesanía
(aun cuando muy mala), en la costumbre de ejecutar vitrales
con temas típicos mexicanos (el jarabe tapatío,
chinas poblanas, charros, Xochimilco, etc.), en los pseudos
salones de los nuevos ricos entre los años de 1930 a
1940. Considero que son estos feos ejemplos artesanales los
culpables de que se me tache erróneamente de
artesanía, como ya lo mencioné anteriormente,
queriéndome quitar mi justo derecho de ser una obra de
arte.Por las líneas anteriores podemos ver con
toda claridad como mi creador, el artista Leopoldo Flores, ha
sabido rescatar el concepto místico (no religioso), de
la utilización de la luz filtrada a través de
vidrios de color para lograr obtener un espacio-ambiente que
integra no solamente la estructura arquitectónica sino
en forma prioritaria al espectador.Algunas publicaciones me mencionan como Los Vitrales
de Toluca, y aun cuando me encuentro seccionado por el
problema básico que fue utilizar una antigua
estructura arquitectónica fabricada para otros fines,
soy un solo vitral y no vatios vitrales.Con ese elemento luz-color-espacio, Flores ha
logrado crear todo un ciclo (en un principio se me
había bautizado como Ciclo-Vitral), el cual forma un
todo vital dentro del cosmos. El ciclo sigue un
trilogía de caminos que empiezan en la nebulosa
Andrómeda dentro de la cual se forma el ser (hombre y
mujer), sucediéndose toda una evolución en uno de ellos (el central
que va por el techo, el día de hoy aún en
construcción y desarrollo
al igual que el panel de la nebulosa Andrómeda), hasta
llegar a la creación del hombre-fuego u
hombre-espíritu que extiende los brazos y con su
cuerpo tapa al sol hasta convertirse en el astro
mismo.Otro camino me lleva a mostrar los espíritus
perversos y malignos que como aves rapaces se esconden en la
oscuridad del mal a fin de confabularse y con engaños
tratar de apoderarse del todo.El tercero y último me permite expresar a los
espíritus positivos y abiertos que a la luz de la
verdad y del bien triunfan pudiendo llegar a integrarse sin
ser rechazados como sus hermanos negativos por el Gran
Espíritu Hombre-Sol.Como se puede ver no soy ni seré jamás
una simple vidriera o vitral decorativo sino que soy un
auténtico vitral realizado con un misticismo
espiritual y artístico solo comparable a aquellos
creados por manos anónimas durante los siglos XII y
XIII en el corazón de Europa.No sólo Leopoldo Flores como artista de
vanguardia
se ha lanzado a crear una obra maestra utilizando el vitral
como elemento básico; lo han hecho también
grandes y consagrados artistas a los cuales se les agrega el
adjetivo de genios, tales son: Miró, Bonart, Legar y
Chagall entre otros, pero ninguno de ellos con sus obras ha
logrado superarme.Así pues como digo al principio soy una obra
de arte y ahora agrego ¡Soy el más importante
vitral construido en el siglo XX! Y tomando en cuenta la
concepción plástica y de elementos actuales
utilizados y aplicados por mi creador, me convierto en una de
las más importantes aportaciones al arte
contemporáneo internacional.DE VIL
ZOCO A OBRA DE ARTEQuizás impresionados por el esplendor
técnico-burgués de la Bella Epoca, por la
Exposición Parisina de 1889 y la torre que Gustavo
Alejandro Eiffel construyó para demostrar que se
podían hacer cosas de fierro, aguantadoras y durables
(a despecho de los artistas europeos que la calificaron de
horrorosa), algunos toluqueños comenzaron a circular
la versión de que las estructuras metálicas del Mercado 16 de
Septiembre, eran de patente francesa. Incluso hubo otros que
por llevar la contraria dijeron que no, que las habían
diseñado y manufacturado en Bélgica. Como
siempre a nadie se le ocurrió decir que son
absolutamente mexicanas, por que tal aseveración
hubiese carecido de "caché"Se daba el dato correcto de que la idea de edificar
el mercado fue concomitante a la elaboración de los
fastuosos programas con
que Toluca se dispuso a celebrar las Fiestas del Centenario
de la Independencia. Que se tropezó con muchas
dificultades para la construcción. Que no fue posible
que se inaugurara para hacer más gordo el caldo de la
visita del plenipotenciario español Polavieja. Que ya
andábamos en los treintas (20 años
después) y todavía no era posible el
aprovechamiento de un inmueble que tan caro le salió
al pueblo de Toluca.Se llamaba Plaza de la República y desde
hacía unos cinco o seis lustros ahí se
realizaba el tianguis de los viernes, después de que
allá por el año de 1880 y a instancias de Don
Anselmo Camacho y Don Silviano Enríquez el mercado
típico se retiró de frente al Palacio de
Gobierno, para dar lugar a la creación de nuestro
antiguo Jardín de los Mártires. Se asegura que
abarcaba mucho menor espacio del que más tarde
habría de ocupar el Mercado 16 de Septiembre apenas lo
que fue en la Plazuela del Carmen, la cuchilla donde se
ponían las jarcias y los petates y que antaño
se llamo Plaza de la Colecturía, y algún pedazo
más que no hemos podido definir.También la idea de instalar ahí un
mercado, para desahogo del viejo Riva Palacio que ya
resultaba insuficiente, tenía sus años de
inquietar las seseras de los ediles toluqueños. De
modo que para mayo de 1908 confluyeron en una sesión
del cabildo las dos necesidades: la de un nuevo zoco y la de
conmemorar dignamente el Centenario de la Independencia con
grandes festividades y regias inauguraciones. En la
sesión del 3 se tomaron dos acuerdos de vital
importancia: la de pavimentación de calles tan
concurridas como Independencia, Juárez, Libertad y
Villada (Todo el centro de esos días) y la
construcción de un mercado con todas las de la
ley.Era entonces Presidente Municipal el Maestro Carlos
A. Vélez quien con sus regidores y síndicos
signó el Acta de Cabildo en que se tomaron los
acuerdos que siguen:"Primero. El H. Ayuntamiento resuelve de
manera definitiva la construcción de uno o más
Mercados en la Ciudad de Toluca y la pavimentación con
asfalto, de la zona descrita en el cuerpo de este
dictamen"."Segundo. Se trabajará
empeñosamente por que ambas obras sean inauguradas con
motivo de las fiestas del Centenario de la
Proclamación de nuestra Independencia"."Tercero. Para comenzar las mismas obras, el
H. Ayuntamiento contratará con el Ejecutivo del
Estado, un empréstito hasta por $200,000.00 que no
causarán un rédito superior al 3 % anual y de
los que se irá disponiendo a medida que el avance de
las propias obras lo exija abonando a la vez el Ayuntamiento,
las sumas de que pueda disponer, cubiertas que sean sus
necesidades preferentes, de manera que se lleve a efecto una
cuenta corriente en la que se anoten las sumas entregadas y
recibidas, liquidándose los réditos por el
saldo que periódicamente resulte."Cuarto. Se autoriza a la Comisión de
Hacienda para que con acuerdo del Ejecutivo del Estado, fije
las demás bases del empréstito, así como
para que proponga los medios
conforme a los cuales, indemnicen los propietarios al
Ayuntamiento una parte de los gastos que
tiene que erogar en la pavimentación; fijando, para lo
último, bases amplias y liberales y dando cuenta
inmediata a la Corporación Municipal del uso que
hiciera de las citadas facultades".Otro personaje toluqueño, muy estimado por la
notable labor que realizó en beneficio de la ciudad,
don Benito Sánchez Valdez, fue el encargado de
realizar las primeras acciones relativas al mercado.
Personalmente se entrevistó con los dueños de
algunos edificios que ocupaban el ala oriente de la plaza de
la República, ya que el espacio disponible no era
suficiente para la enorme construcción. Al mismo
tiempo se puso en contacto con el ingeniero Manuel Arratia,
quien por cierto tenía su oficina en
Zumpango, a fin de que procediera a realizar los planos del
para entonces coloso de fierro. La cosa venía tan en
grande, que incluso se tuvo tratos con la negociación Henkel Hermanos para ver la
posibilidad de que se construyera un ramal de ferrocarril que
regenteaban desde Independencias hasta la plaza, para
facilitar el transporte
de la piedra.Se pensó, desde los inicios, en una
construcción de fierro y granito. Incluso alguna que
otra firma como "The Nacional Iron Steel Works"
(Compañía Nacional Manufacturera de Fierro y
Acero) se adelantó a ofrecer sus servicios,
proponiendo para el armazón que abarcaba 39.5 por 140
metros, un presupuesto de 48 mil pesos que, era demasiado
optimista, en especial por la razón de que su
presidente don Thos J. Ryder sólo conocía el
proyecto de oídas.Sabemos por la sesión del cabildo del 4 de
Noviembre de 1908 que para esa fecha ya estaba terminado el
proyecto arquitectónico y que, además, la
Comuna Había iniciado la compra de materiales de
construcción que acumulaba con solicitud de hormiga en
la propia plazuela. Ya estaba casi terminada la
demolición de los edificios y de un momento a otro se
pondrían manos a la obra, en virtud de que restaban
menos de dos años para darle cima.A continuación se llevó a acabo el
Concurso y proseguimos con la construcción propiamente
dicha.El de agosto de 1909 se firmo el contrato con
la Fundidora de Monterrey, el 16 de febrero de 1910, el
representante de la Fundidora, un señor S. Prieto, con
oficinas en la Capital de la República escribe al
Ayuntamiento en solicitud de la suma convenida por la
construcción de la ferretería del mercado.
Aduce que se ha terminado la obra y piensa que a
satisfacción de los ediles. Ya para entonces ha dejado
la presidencia el maestro Vélez y el nuevo alcalde,
don Ramón Díaz, contesta al
señor Prieto que no se acelere, que el contrato
estipula la obligación de un chequeo por parte del
Municipio, demostrativo de que la estructura ha sido bien
acabada. Además un delegado técnico de la
Fundidora debe estar en Toluca para conferenciar con los
miembros del Cabildo y entregar la obra a plena
satisfacción de los representantes populares. Como a
los regiomontanos le surgía cobrar el 21 mismo,
envían a Toluca a un ingeniero Rodríguez; se
realiza la entrega. Y la Secretaría General de
Gobierno, a través del señor Antonio
Mañón, pone en manos del emisario de la
Fundidora un cheque por
valor de
$65,000.00 pesos.Con este acto se cierra el capitulo referente a la
estructura metálica, no así el que toca al
mercado mismo que tuvo mala fortuna en sus primeros tiempos.
Por principio de cuentas no se pudo estrenar durante las
fiestas del Centenario, simple y sencillamente porque no se
concluyó la obra. Para Noviembre comenzó la
Revolución. En diciembre ya andaba corriendo el
general Fernando González, último gobernador
porfirista y alma de
los festejos, y de aquí en adelante los trabajos de
construcción habrían de continuarse con grandes
pausas, entre embrollos económicos y líos
burocráticos.Todavía en octubre se contrató con el
señor C.B. Briebin de la empresa
"Fierro Galvanizado", la cornisa que rodea el edificio
mercantil y que también sirvió de
cañón de desague. La obra fue realizada en
cuatro meses y costó algo más de 11 mil pesos.
Fue la última que pudo realizarse sin
tropiezos.Otro aspecto de interés que se manejó
todavía en ese año del Centenario, fue el
relativo a la bóveda del Río Verdiguel que pasa
precisamente bajo el piso del mercado. A este respecto de los
interesados en estas cuestiones (ingenieros y arquitectos)
pueden consultar una comunicación muy amplia que en Abril de
1910 enviaron al Ayuntamiento la casa "Bode y Rosenstein" y
su representante, Salvador Gamboa, que a la vez era apoderado
del "Sindicato
de Cemento de
Westfalia y del Rhin". Ahí aparecen una serie de
importantes indicaciones técnicas que, a la larga,
fueron las que se ejecutaron para resolver el peliagudo
problema. Omitimos incluirlas en este esbozo referencial de;
Mercado 16 de Septiembre, por ser demasiado especializadas,
pero se las recomendamos a los gozadores de estos temas ahora
que se puso de moda el drenaje de Toluca.Con el señor Madero en la silla presidencial,
don Manuel Medina Garduño de Gobernador y cierto
clima de
tranquilidad en el país que apenas se
interrumpió por algunas balas zapatistas en el sur,
parecía que las condiciones eran propicias para
continuar los trabajos de construcción del Mercado (ya
no tenía razón de ser llamarle del Centenario,
y se quedó en 16 de septiembre) que se había
quedado menos que a medias. En la presidencia municipal
estaba como alcalde Antonio Barbosa, quien inmediatamente
comisionó a Pancho Gottwald, Rey de la Cebada en
Toluca, para que se encargara del espinoso
problema.De acuerdo con la correspondencia que se
cruzó entre don Pancho y don Antonio, y entre ambos y
el ingeniero Manuel Arratia, con alguna participación
del afamado especialista don Carlos Hall, se puede deducir
que el edificio inacabado adolecía de las siguientes
fallas: el armazón carecía de techo de
lámina y la Fundidora de Monterrey no aceptaba hacerse
cargo de la obra por no ser este su giro, y se andaba en
busca de otras negociaciones que aceptaran el encarguito; por
lo que toca a la propia estructura metálica,
necesitaba recubrirse de pintura especial para preservarla de
la oxidación muy considerable en Toluca, pese a no ser
un lugar húmedo por excelencia; no se había
terminado la cornisa-caño ni los ornamentos que
lucieron las puertas en su parte superior antes que las
águilas (dicen los conocedores antiestéticas)
que se le pusieron después: tampoco estaba terminado
el pavimento del piso del interior y de las banquetas
perimetrales y faltaban todos los vidrios de los emplomados
primitivos que también fueron cambiados con
posterioridad por vaya usted a saber qué
razones.HISTORIA DEL
INMUEBLE
Abraham Bastida Aguilar
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